Cuando hablamos de médanos, inmediatamente nos imaginamos
la zona de las playas detrás del Vivero entre Miramar y Mar del
Sur, sin embargo, cuando el pueblo iniciaba su existencia, los médanos
eran muy diferentes de los que son ahora y representaban un enorme problema
que requirió un gran esfuerzo para su solución.
En los comienzos de la historia de Miramar, la zona de la costa
que rodeaba al pueblo presentaba un paisaje más propio de
un desierto, constituido por enormes médanos vivos.
Los médanos vivos son grandes montañas de arena que
se mueven por efecto del viento. Teniendo en cuenta que en Miramar
los vientos predominantes se dirigen desde la costa hacia tierra
adentro, las consecuencias de este movimiento de médanos
eran no solo incomodas sino que también solían producir
pérdidas económicas.
Los finos granos de arena se trasladaban a grandes distancias (estudios
efectuados por entonces afirmaban que las dunas se movían a una
velocidad de nueve metros por año), obstruyendo puertas y ventanas
y perjudicando sembradíos y campos de pastoreo. Se dice que en
las casas más cercanas a la costa las capas de arena tenían
más de un metro de espesor.
La única solución posible era fijar las dunas para
evitar que continuaran su avance. En el año 1923 se creó
por ley el Vivero Dunícola, dependiente del Ministerio de
Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires. Las primeras tierras
destinadas a este fin fueron 14 hectáreas donadas por Felix
U. Camet, en 1926 la Municipalidad de Gral. Alvarado dona otras
3 hectáreas. Luego, sucesivas donaciones y expropiaciones
llevaron la superficie del vivero a las 502 hectáreas que
tiene en la actualidad.
El Vivero se constituyó en una Estación Experimental en
la que se ensayaron diversas técnicas de fijación de médanos
y se investigó acerca de las posibilidades de adaptación
de las especies vegetales al suelo arenoso y al duro clima marítimo.Estas
técnicas, que demostraron ser sumamente exitosas, fueron aplicadas
posteriormente (1936) en las dunas de la zona que debía ocupar
el Camino-Parque que uniría la ciudad de Miramar con Mar del Plata
a lo largo de la costa, si la fijación de estas dunas el mantenimiento
del camino se hibiera convertido en una tarea imposible.
El 31 de Octubre de 1934, se dió al vivero el nombre de Florentino
Ameghino.